Tucumán y los beneficios de la intervención federal

Por estos días circuló como reguero de pólvora  la fuerte convicción de que en la Casa Rosada ya se estaría redactando el Decreto de Intervención Federal que afectará a la Provincia de Tucumán. El motivo institucional mas  sólido sería la pérdida de confiabilidad y «la necesidad de resguardar la paz social» luego de la determinación judicial de anular las últimas elecciones provinciales por las innumerables irregularidades denunciadas.

Amén de que el Ejecutivo Nacional necesita acabar con el clima de desconfianza instalado en la sociedad tucumana y llegar a las elecciones del 25  de Octubre con mayor oxigeno, agotado a pesar de que la Justicia Electoral convalidó un triunfo pírrico de su delfin  Manzur,  el kirchnerismo también buscaría evitar a toda costa que idéntica situación -de desconfianza y posteriores apelaciones- se traslade a la elección nacional; máxime si se considera que Juan Manzur fue ,hasta recién, integrante del Gabinete Nacional de Cristina.

Litigar, o que se torne al menos `sospechosa´ una elección presidencial, sería catastrófico a nivel mundial para Cristina, que presume  a viva voz que «nunca hubo una transición tan ordenada» como la que viene. Llena de desconfianza hacia toda la oposición -política y mediática- necesita ajustar  los detalles ahora.

El fallo anulatorio de las controvertidas elecciones en la Cuna de la Independencia, dictado por una Cámara alejada de las cuestiones electorales, suena funcional a los intereses del kirchnerismo, pues ese tremendo sacudón golpeó tanto a los oficialismos como a las oposiciones de todo el País. Llegó como una dura advertencia de la Justicia, un ejemplo de que no se tolerará manoseos ni compraventas que lleven a condicionar el voto popular. Obligaría, además, a ser más serios a todos los contendientes electorales. Aunque «La Morsa» se muestre molesto y amenazante con la Cámara anulatoria, en el fondo el oficialismo nacional agradece el remezón, porque le permite oxigenar y le  facilita «limpiar» el territorio tucumano que se tornó agresivo en demasía.

Al anularse una elección, cabe nueva convocatoria con nuevo cronograma, y los mismos o nuevos candidatos. Esto  insume no menos de 150 días, con lo que «se pasa» del 29 de Octubre de 2015, fecha en que vencen los mandatos tanto del Ejecutivo como de los  congresistas tucumanos.En Tucumán no rige la Ley de Acefalía.  Entonces, el único remedio es la designación de un Delegado Interventor del Poder Ejecutivo Nacional que tenga por primera misión convocar urgente a elecciones provinciales reemplazando a la elección caída.

Seis meses serían suficientes. Temerario será intervenir por más tiempo. La sociedad tucumana no lo toleraría. Esta vez habrá nuevas garantías, que ya las  está instrumentando la Justicia Electoral Nacional.

 Julian Dominguez, actual Presidente de la H.Cámara de Diputados de la Nación, o  el Ministro de Interior y Transporte Florencio Randazzo,  estarían en las preferencias de Cristina para ser designado   «Interventor Federal» , para restaurar la confianza hacía el oficialismo tucumano. El elegido tendrá, así, la empeñosa tarea de garantizar la mayor cosecha posible de votos el 25 de Octubre. Para el pueblo tucumano,  Alperovich hoy rememora cuestionamientos y tensión, clima desaconsejable cuando se pretenden triunfos electorales.

Luego, las nuevas elecciones tucumanas se harían ya con el nuevo Presidente en funciones.

Triste final -de confirmarse esta especie- el de José Alperovich después de 12 años de gobierno. Los memoriosos recuerdan que a Cristina no le tembló el pulso para «barrer» a Beatriz Rojkés de Alperovich de la línea sucesoria presidencial y reemplazarla por el radical Zamora en el mejor cargo del Senado Nacional, cuando así lo necesitó. Y eso que siempre Alperovich aparecía como el niño mimado del cristinismo. Es que la necesidad de permanencia puede más. Alperovich ya no aporta al modelo.

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Desde el fallo anulatorio, nada de lo que haga 
electoralmente Alperovich será considerado "sano". 
Y todo lo que haga será sospechado y denunciado.
Entonces, para el cristinismo, bienvenido sea el Interventor
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Juan Manzur también pagaría los platos rotos. Sería desplazado de su candidatura a Gobernador y Cristina colocaría al ex vice de «Manzue», OSVALDO JALDO, encabezando la fórmula gubernativa tucumana . Esto para refrescar el escenario y tentar al electorado a aceptar una figura hasta hoy con menos exposición y desgaste.

Por el lado del Acuerdo del Bicentenario las cosas no quedaron tan sólidas. Se comenta que tanto Macri como Massa le sugirieron al candidato opositor terminar con las denuncias de fraude y aceptar el veredicto del Tribunal Electoral tucumano. Pero Cano, tozudo él, optó por seguir solo en esta lucha y mal no le salió. Logró manchar de «traviesos y corruptos» a la administración provincial.  Después del 25 de Octubre necesitará más que nunca del respaldo de Macri y Massa (?); o si ninguno de los dos gana la Presidencia, no sería mejor para Cano remar solo?  Acaso TODO el radicalismo nacional no lo apoyaría?

Por estos días, luego del fallo anulatorio, hasta Lilita vino a respaldarlo. Y a Cano puede surgirle un nuevo e importante «padrino», el Senador correligionario Zamora, nada menos que la tercera autoridad del País.

Lo cierto es que parece llegar a su fin una de las páginas más negras de la democracia en Tucuman.Y el kirchnerismo no fué ajeno a ello. Pero debe rescatarse una valiosa lección: el pueblo de la Cuna de la Independencia hizo escuchar su voz, y desde Plaza Independencia dio al país una lección de civismo. Casi otro 9 de Julio, diríamos.-